Todo el mundo piensa que los jabalíes son animales que pueden soportar grandes presiones cinegéticas y que, por mucha caña que se les dé, aguantan todo. La realidad está muy lejos de esa afirmación y el jabalí es como las demás especies venatorias, es decir, necesita de una verdadera gestión, aunque no es menos cierto que soporta un poco más de presión.
Tener muchos y buenos, ése es el deseo de cualquier gestor de poblaciones de jabalí. Es decir, disponer de un número elevado de jabalíes de más de cuatro años, o sea, de lo que se denomina “con boca”. Pero la cuestión es si estamos ante una incongruencia, si es posible elevar las densidades hasta una cifra tan alta que permita llegar a la cúspide de la pirámide con un número elevado de jabalíes de calidad. En este artículo abordaremos este tema desde el punto de vista de qué es lo que se puede hacer en una finca de caza para mejorar las condiciones y así tener más opciones de que ese deseo sea una realidad.
Dicen que cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana. Y aunque en este caso no ha sido la pasión por la caza la que ha abandonado nuestra morada, sí la cuantía monetaria que en tiempos pasados se invertía para el disfrute de la temporada montera, actividad venatoria cada vez más aquejada por las consecuencias que comporta la aún presente crisis económica en la que está sumido el país. Pero el hecho de que haya descendido el número de cazadores en comparación con años anteriores, ¿ha tenido algún efecto inmediato sobre el estatus poblacional de nuestro apreciado jabalí?
Que España es un paraíso venatorio no lo duda nadie a estas alturas. Y que el jabalí, por número de aficionados a su caza y jornadas cinegéticas que protagoniza, es la piedra angular de nuestra caza mayor tampoco admite discusión en la actualidad. En montería, batida, aguardo..., el cochino nos entusiasma y hacemos todo lo posible para dar caza al macareno de nuestra vida. Por eso, tomando en consideración el ranking nacional de trofeos de la especie, hemos analizado cuáles son las comunidades autónomas y provincias donde se cazan los mejores jabalíes españoles, a fin de ver la evolución cualitativa del suido en nuestros territorios y de orientar a aquellos cazadores cuyo objetivo venatorio son los guarros de imponentes ‘bocas’.
Con motivo de su aprobación en el nuevo Reglamento de Caza de Castilla-La Mancha, el lanceo a caballo de jabalíes, modalidad venatoria llevada a cabo desde tiempos inmemoriales y reducida su práctica a las marismas de Doñana, vuelve a cobrar plena vigencia. Es por ello que para conocer más sobre este arte venatorio ancestral, que tiene como objetivo cinegético a la especie protagonista de este número monográfico, así como para aclarar alguna polémica suscitada en torno al mismo en los últimos meses, nos hemos puesto en contacto con Enrique del Águila, lancero mayor del Club Internacional de Lanceo (www.clubinternacionaldelanceo.com), quien amablemente ha respondido a nuestras preguntas y nos ha cedido algunas de las imágenes que ilustran estas páginas.
Hace poco tiempo leí un informe que me llamó bastante la atención. Su ponente, nada humilde, se definía a sí mismo como un gran entendido en la materia y comenzaba con la frase: “En mi calidad de gran experto”, y continuaba con un largo informe en el que demostraba que todavía le quedaba mucho para llegar a ser ese “gran experto”. Pues bien, yo haré todo lo contrario y diré que desde mi corta experiencia -y mi cada día mayor ignorancia-, intentaré daros algunos consejos que tal vez os puedan servir para algo en esto tan complicado y sencillo a la vez como es el tiro al jabalí.