Caza Mayor

Muchas de las cosas que escribimos los asiduos a la comunicación epistolar relatan experiencias que, por lo general, suelen indicar satisfacción y habilidad por el trabajo realizado. Sin embargo, ello puede deberse a vivencias anteriores que nos han enseñado mucho y nos han dado una lección de humildad que nunca hemos conseguido olvidar, demostrando así que aprendimos la lección.

Maestro en el hacer empresarial (es director general de Nikon en España, Andorra y Portugal), es docto también con la pluma, tanto en su acepción literaria (acaba de lanzar al mercado su séptimo título, ‘Apuntes sobre el urogallo y su caza al canto’) como en lo que atañe a la caza de las acuáticas (“siempre me gustaron los patos, ¡hay tanta variedad! Su vuelo es alucinante”), y ejemplo a seguir en la caza a rececho, especialmente en la alta montaña. Relacionado con la cinegética desde muy joven (“con dieciséis años cobré mi primer venado, recechándolo en solitario”), gusta de encasillar al zorro como un trofeo de caza mayor, describe la caza de la becada con perro como “la reina de la caza menor” y defiende, a pecho... y rifle, “que si sabes cazar el rebeco, puedes ir a cazar a cualquier parte del mundo”. ¿Por qué? “Su caza es, sin duda, la mejor experiencia para doctorarte en la caza de alta montaña”, responde José Ramón de Camps.

En las Navidades de 1980 varios amigos hablamos de hacer otro safari en África, y concretamente en Namibia, de donde tenía noticias que había gran variedad de fauna con alta calidad y densidad. A mí particularmente me seducía la posibilidad de cazar nuevos trofeos de especies distintas a las que ya había conseguido en mis viajes a Guinea y Camerún.