Caza internacionalCon arco, tras un rebeco en los Alpes
El despertador sonó a las cinco de la mañana. Ya había dejado todo preparado la noche anterior, así que no tuve más que ducharme y vestirme acorde a la cacería que me esperaba. Varias capas con un cortavientos para, según la meteorología del momento y la ascensión, ir sacando o metiendo prendas. Ropa ligera, transpirable y de primera calidad hace que un rececho, en este caso de rebeco en los Alpes, sea más ‘agradable’ y menos sufrido, pues estar todo el día empapado de sudor o muerto de frío seguro mermará nuestras fuerzas y ánimos.