Federcaza

Qué inmensa tranquilidad transmiten las noches de verano de junio. Y qué inmensa suerte tenemos de poder disfrutar de ellas haciendo lo que más nos gusta, cazar a la luz de la luna en espera de los cerdosos. Cazar guarros en verano en esperas es una auténtica delicia. Noches sin apenas viento y con temperaturas agradables y con el campo en todo su esplendor. Siembras ya granadas y listas para su recogida suponen una golosina que no hay guarro que se resista. Regatos húmedos que a traen a los cochinos como moscas a la miel. En definitiva, las condiciones ideales para volverse ‘lunático’.

La liebre ibérica es la más abundante de la Península, cuya caza se lleva a cabo con galgos, una caza tradicional. Además de sufrir en sus poblaciones a numerosos depredadores, los gazapos son presa fácil del jabalí. Y, por si fuera poco, en estos momentos está sufriendo la mixomatosis. Los parones de esta epidemia son fruto de la meteorología, aunque estudios, seminarios y demás brindis al sol digan otra cosa. Pero la realidad última es que las poblaciones no repuntan y que la incidencia de las enfermedades no tiene visos de solución.